¿Qué es un colchón ecológico?
Cuando la mayoría de nosotros escuchamos la palabra “orgánico”, automáticamente pensamos en alimentos cultivados sin el uso de pesticidas peligrosos. Pero un colchón también puede ser orgánico.
Y las mismas consideraciones que podrían inspirar a alguien a consumir frutas y verduras más saludables también se aplican a las elecciones de colchones. Al fin y al cabo, la piel -el órgano más grande del cuerpo- pasa muchas horas al día en contacto con los materiales del colchón.
Lo que distingue a los colchones spring air ecológicos es que están fabricados con materiales naturales como el algodón, la lana y el látex, que se han cultivado o procesado sin utilizar sustancias químicas nocivas.
Las sustancias químicas de algunos colchones convencionales son especialmente preocupantes, ya que pueden tardar años en descomponerse.
Un estudio reciente de la Universidad de Indiana en Bloomington descubrió que, más de una década después de que se prohibieran estas sustancias, los bebés recibían a través del cordón umbilical trazas de éteres difenílicos polibromados (PBDE) procedentes de los retardantes de llama.
¿Por qué comprar un colchón ecológico? Muchas personas optan por comprar un colchón ecológico, o con componentes ecológicos, sólo por esa razón, pero también hay otros factores a tener en cuenta, como:
Retardantes de llama y otras sustancias químicas
Las partes de los colchones convencionales con más probabilidades de contener sustancias químicas peligrosas son los tejidos y componentes tratados con retardantes del fuego, como las fundas de algodón y el relleno de espuma.
Aunque los PBDE están prohibidos desde hace años, algunos fabricantes de colchones siguen utilizando otros productos químicos ignífugos.
Además, muchos tipos comunes de espuma y adhesivos pueden “desgasificarse”, lo que significa que pueden liberar compuestos orgánicos volátiles (COV) al aire. Esto es lo que explica el desagradable olor a “nuevo” que a veces desprende la espuma.
Los COV de las espumas de los colchones pueden incluir petróleo, clorofluorocarbonos (CFC), formaldehído, benceno, cloruro de metileno, tolueno, tricloroetano, naftaleno y perfluorocarbonos, un baño de sustancias químicas potencialmente nocivas.
Los colchones ecológicos, en cambio, utilizan materiales naturales que cumplen las normas ignífugas. La lana, por ejemplo, es ignífuga por naturaleza, al igual que la pulpa de madera derivada del cardo vegetal orgánico, que contiene aceites ignífugos.
Las fundas de los colchones ecológicos suelen ser de algodón ecológico o bambú. Las capas de confort del colchón ecológico pueden ser de lana o látex ecológico, materiales naturales que no desprenden gases.
Aparte del látex natural, que procede de la savia del árbol del caucho, no existe ninguna espuma “orgánica” fabricada por el hombre.
Sin embargo, muchos fabricantes, como Saatva, utilizan alternativas vegetales para crear opciones de espuma con memoria más saludables para los colchones ecológicos.
La espuma que lleva la etiqueta Certi-PUR, por ejemplo, no contiene PBDE, metales pesados como plomo y mercurio, ni formaldehído. También está certificada como de bajo COV.
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